martes, 7 de junio de 2011

NOSOTROS TE ACOMPAÑAMOS HASTA LA PUERTA DEL OTRO LADO

"¿Tienes miedo a morirte?", él me contesta que no, lo mismo que contestaría yo. Sin embargo el miedo es inconsciente, por naturaleza tenemos ese instinto de supervivencia, el que te hizo llamar por teléfono para que fuera corriendo porque tenías un dolor de tripas. O cuando Javi te dijo que tenías sangre, inmediatamente dijiste: "no jodas".
No puedo cambiarme por ti, no puedo pasar por ese sufrimiento, esa fiebre que te está consumiendo, solo puedo estar contigo, aquí, dándote la mano, esa mano que arde y que me está diciendo que ya tus órganos  no aguantan más. Ya se que me has dicho que no tienes miedo, pero para ese miedo inconsciente, el que no puedes controlar y que es natural, lógico, te voy a decir qué haría yo, cómo ponerme para este viaje.
¿Has estado alguna vez en el mar?. No sé, creo que a tí, como al Pedro, el agua solo si sale del grifo y el sol bajo techo, no?. Pero por si alguna vez has experimentado la sensación de estar en el mar, tendido boca arriba, con los brazos extendidos, flotando, relajado, dejándose ir, dejándo que el agua te vaya llevando, sin resistencia, totalmente entregado al placer de sentirte tan ligero y desconectado del mundo que es una maravilla. Así es como tienes que estar ahora, así es como yo me pondría para este ultimo tramo del viaje.
"Venga, vamos", le dice mi padre a Dios, que como ya llevamos unos cuantos días, sabemos que significa, dejame ir ya.
"No depende ni de ti ni de mi, el Jefe es él, así que tranquilo, relajado, dejándote ir". Sé que es facil decir todo esto desde el otro lado de la cama, siendo la que sostiene tu mano y no alrevés. Se que el consumirse tan lentamente y los dolores, de los que tanto has huído, no es tarea sencilla. Solo puedo decirte que te quiero, que todos tus hijos, hermanos y familia te queremos, que aquí ya no tienes cuentas pendientes, que todo está zanjado.
No te vamos a dejar solo ni un instante, nosotros te acompañamos hasta el ultimo peldaño de este tramo y seguro que al otro lado habrá mucha gente también esperándote. No, no sabemos cómo y qué nos espera al otro lado. Ya le dije a la abuela que cuando estuviera allá, viniera y nos contara, sin asustarnos, cómo le iba. Ella me dijo: "lo mismo le dije yo a tu abuelo. ¿Tu lo has visto?, yo, tampoco". Asi que solo puedo decirte que el corazón me late que vas a estar mucho mejor que ahora, que te vas a reir a carcajadas cuando te des cuenta que no había que tener miedo al cambio, que el cambio es lo único constante y valioso en este proceso de vivir y morir.
"Ha llamado la tia", le voy diciendo quién llama, quien pregunta por él. "Ha llamado la Bego y el Pedro y el Santi". Y en eso también llama Javi, al teléfono de la habitación. "Espera Javi, que el papa ha abierto los ojos, te lo voy a poner". Y Javi le dice que lo quiere, "te quiero mucho, tu lo sabes. Tengo que trabajar hoy, tu sabes, cosas de la vida, pero que sepas que te quiero un montón...".No sé qué pasaba en ese momento con el volumen del teléfono pero la voz de mi hermano se oía hasta en el pasillo, qué potencia. Asi que le haya pillado la oreja buena o la mala, mi padre escuchó a su hijo decirle cuanto lo quería.
"Me voy a por un cafecito papa que ya no aguanto más, pero esperame hasta que llegue, son dos segundos, vale?"



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