domingo, 6 de mayo de 2012

TERESA FORCADES
Doctora, teóloga y monja Benedictina
En la “Conferencia Inaugural de las 3ª Feria de Alimentación y Salud” en Lleida, 2011
Josep Pamies:
Yo hace diez años cuando descubrí que MONSANTO vendía un producto, el espartamo, que se utiliza en las cocacolas light, que mataba a niños porque allí en Estados Unidos hacían un abuso de las cocacolas light, el chicle sin azúcar y había una asociac ión de padres de niños que habían muerto y fue cuando empecé a darme cuenta de que mi agricultura química podría ser un desastre porque MONSANTO precisamente era una de las empresas más fuertes a nivel de pesticidas. En este cambio, al cabo de los años, encuentro un libro publicado en la red gratuitamente que se llama los crímenes de las grandes empresas farmaceúticas que escribió Teresa Forcades. Y aquello me acabó de abrir los ojos. Que la misma industria farmacéutica que hace las semillas, hace los pesticidas con los que nos envenenan y hacen los medicamentos que NO curan. Leer este libro y veréis el trabajo tan horroroso que están haciendo estas grandes empresas.
Bueno, con el paso del tiempo hicimos una propuesta al parlamento de Cataluña de una iniciativa legislativa popular y la primera idea que tuvimos fue ir a ver a Teresa Forcades al Monasterio a ver si quería apoyar esta iniciativa y aceptó en seguida, tanto ella como las treinta hermanas que viven con ella. Y a partir de ahí era más fuerza para hacer esos 500 actos que hicimos en toda Cataluña intentando buscar firmas para llevar esa ley al parlamento. Ley que al final el parlamento se la cargó sin discusión. Pero esto ya es el pueblo quien lo tiene que valorar y la opinión pública hoy en día, gracias a esa campaña tan enorme está en contra de los transgénicos en una mayoría muy importante. Y para nosotros Teresa ha sido durante estos dos últimos años, que es cuando la hemos conocido más a fondo, un referente total de valentía.
Teresa Forcades:
La charla de hoy la tengo dividida en cuatro partes. Y me gustaría hablar, iniciar la charla hablando del tema de la MEDICALIZACIÓN, y ahora que estoy escribiendo un libro que espero que aparezca este año sobre este tema, me gustaría empezar tratando este punto. En un segundo apartado quería decir algo sobre la disonancia cognitiva respecto a la propia comunidad social y política como fuente de patología. Y un tercer apartado, hablar sobre la obesidad y finalmente, si hay tiempo decir algo sobre la antropología de la libertad que creo que subyace en el tratamiento que hacemos de estos temas. Esto es un poco el programa. Ya he dicho antes que no sale la gripe A pero si luego en las preguntas hay alguien que quiera preguntar de cualquier tema, esto está abierto.
También antes de empezar, como hemos leído al principio la carta de esta persona con el SINDROME DE SENSIBILIDAD QUÍMICA MULTIPLE, parece que como se lee, cae en el vacío y no sé si luego en las preguntas lo podremos recoger. Pero antes de empezar pues si, agradecer a esta persona, que se haya querido hacer presente sabiendo que hay otras, que no es ella sola. Ella nos habla de centenares que les hubiera gustado estar aquí y no pueden por este tema. Decir que las personas que padecen la sensibilidad química múltiple las podemos ver como los centinelas de la comunidad. Esto se habla en general de todas las alergias, que serían personas, a veces si es cierto que tienen una sensibilidad, por decir así, extraordinaria que no se puede generalizar a la población. Pero muchas otras veces, y en la sensibilidad química múltiple, la investigación que conozco va en ese sentido, no es personas que tienen un gen raro y por eso tienen este tipo de patologías sino personas que su dintel de sensibilidad para ello es más bajo, por eso antes enferman de lo que enfermaría la comunidad. Por lo tanto son centinelas de la comunidad y en este sentido agradecerles su presencia a través de la carta y en este sentido de solidaridad.
Yendo ya al tema de la medicalización, habría tres nociones pero yo trataré esta de la medicalización que creo que en los últimos 20 años, lo que es el sistema sanitario, han aparecido con fuerza, han aumentado. Y las tres nociones las considero que son negativas para los intereses públicos. La primera es la medicalización, la segunda es la protocolarización y la tercera es la privatización .
Sobre la privatización se ha hablado mucho en torno al problema de la gripe A. Intereses privados, de unas pocas empresas, muy pocas empresas que pasan por delante del beneficio común y público. El otro paraguas en el que se acoge esta privatización sería algo que se da en llamar partenariato público-privado. Esto del partenariato público-privado en si mismo no es que sea nocivo. Pensar que puede haber iniciativa privada en un sistema público o social esto es positivo naturalmente. Y que esa iniciativa privada pueda entrar en relación con la iniciativa pública o los programas públicos para mejorar la calidad del servicio que se ofrece, es así, no creo que sea problemático. Lo que ocurre es, cual es la forma concreta con estos PPP, que seguro en el ayuntamiento de Lleida tienen unos cuantos, que bueno, es la manera cómo funcionan las administraciones. Insisto, el problema no sería el hecho de que existan sino con qué clausulas se establecen esos contratos, sobre todo cuando afectan a la investigación sanitaria o al ofrecimiento de servicios en sanidad.
Recientemente ha habido una iniciativa en Barcelona en el hospital del Valldebron para el tema de oncología en el cual el médico responsable explicaba en un medio público con toda la alegría que de hecho el funcionamiento de este parteniariado se dividía en un 60% de inversión privada y un 40% de inversión pública. Bien, si hay un 60% de inversión privada quiere decir en la práctica, que la capacidad decisoria está en manos privadas. Y en la practica esto significa un trasvase  de dinero público hacia una empresa privada. ¿Por qué? Porque se le ayuda en ese 40% pero la capacidad decisoria, y si tú tienes el 60% de un negocio, está claro en manos de quien queda esa capacidad decisoria.
Esto no me gusta decirlo  con esta generalización y debe estudiarse caso por caso, pero lo quería apuntar al principio porque está aumentando mucho y siempre pues con eso que se da en llamar la desconfianza de lo que sería la administración pública. Como si la administración pública todo lo hace mal, la administración pública es un desastre, la iniciativa privada nos ofrece calidad. En este sentido citar también el ranking de la OMS, que la OMS estuvo publicando hasta el año 2000 y a partir del 2000 ha dejado de publicar el ranking que voy a decirles enseguida. Y la pregunta es por qué lo ha dejado de publicar a partir del año 2000. Esto lo he investigado y de momento no he descubierto  por qué lo ha dejado de publicar. Pues era un ranking que nos valoraba a nivel mundial los temas sanitarios en su conjunto. No en un aspecto en singular sino en su conjunto de coste-beneficio. En este ranking, que el último fue publicado en el año 2000, el estado español aparecía en el nº 7 del ranking, Estados Unidos en el nº 34. Estados Unidos, como saben, es un sistema eminentemente privado de sanidad con un coste que supera en 7 veces, en el año 2000, el coste que tenía el sistema español. ¿Cómo puede ser que un país gastando 7 veces más y siendo privatizada su sanidad, esté, no solamente a unos puntos por debajo de otro, mucho más pequeño y en ese momento, también emergente de una situación de los 40 años de franquismo, que aunque ya había pasado en España se notaba que había unas rémoras de un tiempo donde había habido unos condicionamientos muy fuertes a nivel público? Pues incluso con esta situación, insisto, uno era el nº 7 y el otro el nº 34. Y si se van siguiendo las estadísticas estas oficiales a nivel mundial se observa que no se correlaciona la inversión, sobre todo a nivel privado en sanidad con los índices de salud, que se miden normalmente con la esperanza de vida y con otro índice, que es incluso más importante, que es la esperanza de vida sana porque uno puede decir “si, si, viven hasta los cien años” y a partir de los sesenta ya no se mueven de la cama, que no quiere decir que no sea una vida productiva pero, además consideramos una inmovilidad de tipo psíquico con demencias aumentadas, etc. Pues nos interesa  valorar la esperanza de vida pero sobre todo la esperanza de vida sana, de lo que se llama calidad de vida. Pues, estos índices, insisto, no se correlacionan con la inversión. Y tenemos como para estudio el caso de Singapur que quizá es el más interesante donde con una inversión mínima consiguen unos índices de salud que están entre los tres primeros a nivel mundial.
Esto como para dejar también apuntado el tema de la privatización y una llamada de alerta a este discurso fácil que desprestigia lo que es la gestión pública y en cambio presenta la gestión privada como la solución. A nivel mundial, esto no solamente no está avalado sino que los números nos hablan de lo contrario.
Cuando yo estuve trabajando, como ya muchos saben, cinco años de médico en Estados Unidos, en uno de los hospitales del estado de Nueva York, había pacientes tipo A y pacientes tipo B. Si tú estabas de guardia tú sabías que si te llamaban tenías que preguntar si era un paciente de pago o no. Y si era de pago tenías que correr y si no era de pago, pues también ibas, pero como hubiera dos y uno fuera de pago, tenías que ir primero al de pago. Por tanto, una alerta muy grande porque en nuestro país esto estaba muy bien, aunque nos quejáramos y está bien quejarse para mejorar. Pero en estos últimos 10 años nos estamos moviendo hacia el modelo de la privatización. Un modelo internacional sería Estados Unidos y es importante valorarlo.
He dicho también que hablaría brevemente de la  protocolarización. Y la protocolarización quizá afecta más al ejercicio directo sanitario. Si aquí hay médicos o profesionales sanitarios de la salud pues ya  sabrán a qué me refiero. Esto significa que progresivamente desaparece lo que sería la posibilidad de tratar al enfermo de forma individualizada. ¿Por qué? Porque si hay un protocolo…significa que si un paciente viene con un determinado síntoma hay una serie de pasos que deben hacerse siempre, independientemente de las características individuales de la persona. En algunos casos los protocolos salvan vidas y ayudan a que los estándares de tratamiento sean los más elevados según conocemos hoy en día. Pero en muchos casos lo que ocurre es que se protocolariza el tratamiento de manera que, bueno que se convierte el asesoramiento clínico solamente en una aplicación de protocolos. Insisto, me refiero de nuevo a mi experiencia en los Estados Unidos. Era que se realizaban estos protocolos de acuerdo con una cosa que se llaman “los grupos de diagnóstico” Y estos grupos de diagnóstico, en ese momento no lo sabía, después me pude informar, que habían sido elaborados no por profesionales de la medicina sino por el equipo de economistas de la universidad de Yeild. Por tanto era una manera de distribuir las enfermedades que también tenía incluida en su misma distribución un interés de tipo económico o que tenía que ver con la manera luego de facturar esas intervenciones médicas. Por tanto la protocolarización también la dejo solamente apuntada. Y paso pues a la MEDICALIZACIÓN que sería un proceso mediante el cual en los últimos 20 años de forma espectacular, áreas de la vida que no tienen directamente que ser consideradas del dominio del área médico, han pasado progresivamente a convertirse en problemas de tipo médico. Enseguida pongo un ejemplo.
Por ejemplo el caso de la hiperactividad infantil, niños moviditos y niños que en clase no se les puede controlar bien ha habido siempre y siempre habrá. Que dentro de estos niños haya una minoría que puedan estar enfermos de alguna patología de diferentes tipos, esto tampoco creo que se pueda o se deba negar. Cuando hablamos, sin embargo del 10% de los niños, en los Estados Unidos es un número real, en nuestro país también nos vamos acercando, en Alemania también es un número real. Esto, desde un punto de vista médico es imposible que haya un 10% de los niños enfermos con lo que significa la gravedad de esta etiqueta y luego la farmacologízación que viene detrás. ¿No se si me explico en este punto?. Además, cuando se hace la investigación sobre este tema se descubre que antes de que apareciera el SINDROME DE HIPERACTIVIDAD INFANTIL teníamos ya el fármaco que se destina a tratar la depresión. Pero al administrarse en estudios clínicos con pacientes depresivos se observó que de hecho empeoraba la depresión. Entonces se pensó, pues tendríamos que tener una patología que cursara no con la depresión sino con lo contrario, con la activación porque entonces tendríamos mercado para este fármaco. Lo explico así de forma muy cruda pero esto es lo que en el libro que estoy redactando  encontrarán todos los artículos y las citas que le dan consistencia científica a lo que estoy diciendo. Pues bien, primero el fármaco. El fármaco fracasa en su aplicación a la población objetivo que eran pacientes con depresión. Se observa que empeoran y por ejemplo la bradipsiquia, el enlentecimiento de los procesos psíquicos, o la bradiquinesia, que es el enlentecimiento de la actividad motora y entonces se piensa, si tuviéramos una patología que cursara con taquicpsiquia que es demasiada aceleración a nivel mental y también con aceleración de tipo motor, pues esto sería un medicamento adecuado. Y entonces empiezan una serie de campañas en los Estados Unidos para poder identificar si realmente esta población existe. Con unas baterías de test en las escuelas, mas sensibilizaciones, con lo cual a partir del momento en que se descubre la posibilidad de esta comercialización ha empezado a aumentar el diagnóstico de esta enfermedad hasta el número actual que yo conozco que es un 10%. Y esto desde el punto de vista médico, lo que significa es que se farmacologizan estos niños. Y el estudio último que conozco en Alemania nos indica que los niños farmacologizados, que se les trata con medicamentos por el síndrome de hiperactividad, en general, y siempre insisto, puede haber unos casos particulares que esto sea muy importante, pero el 10% de la población  tratada, el rendimiento escolar disminuye, no aumenta. Y por tanto lo que conseguimos en la práctica es que si la cosa tiene éxito, que a veces tampoco, el niño “no moleste”. Y esto creo que no es justificable desde un punto de vista ni humano, ni parental, ni de escolarización, ni mucho menos médico. Pero hay más ejemplos.
El ejemplo de la medicalización de la sexualidad, por ejemplo. Es conocido de todos el tema de viagra y el tema de que esta disfunción de la erección masculina pasa a ser en algunos casos, insisto, como en el caso de los niños, puede ser perfectamente que haya una patología tratable de tipo médico. Pero la cantidad de varones que toman esta medicación incluye personas para los cuales la disfunción eréctil tiene que ver por ejemplo con la relación de pareja y con la manera cómo la persona se percibe a sí misma y con lo que significa ser un varón exitoso, con lo que significa poder relacionarse con la pareja de una forma que sea satisfactoria. Aquí tenemos todo un ámbito en el cual desde hace tiempo esta teoría emergente de las nuevas masculinidades intentan ampliar el supuesto de lo que significa tener una masculinidad, como digo exitosa y poderse sentir bien consigo mismo siendo un varón. Dentro del tema de la medicalización y la farmacologización se vuelve a cerrar este abanico para centrarlo en la posibilidad de tener una erección completa como si de ahí dependiera el éxito de la relación. ¿Me estoy explicando con esto? Pero además en este ámbito volvemos a tener una estrategia identificable de mercado que ocurría a los finales de los años 90. Es en los 97 cuando la farmacéutica Faicer, que es la que comercializa viagra se dio cuenta que el problema con viagra era que solamente podían comercializarlo para la mitad de la población. Es decir para los varones. ¿Qué ocurre con la otra mitad, con las mujeres? Entonces la idea era, vamos a ver si existe un síndrome de disfunción sexual femenino porque si existe podemos también desarrollar un fármaco para tratar este síndrome. La manera, voy también a resumir, dentro de la capacidad de diagnosticar, o de la estrategia de diagnosticar este supuesto síndrome de disfunción sexual femenino, incluía un test con siete preguntas, de las cuales había una que era: “¿usted en el último año ha experimentado más de dos meses sin deseo sexual?” Si la respuesta era sí, usted tenía un síndrome de disfunción sexual femenino. Independientemente de si la persona acababa de romper con su pareja y estaba en un momento donde estaba procesando el duelo o está en un momento de creatividad en otro sentido. Es decir, un modelo antropológico reduccionista y el número que les daba en los Estados Unidos es de un 45% de mujeres. Pero hay más, vuelve a ser absurdo el número. Insisto, siempre debemos mantener la mente abierta para que haya una minoría de mujeres, de varones, de niños, de ancianos, de quien sea, que necesiten tratamiento, incluso farmacológico. Yo creo que la postura, al menos la que yo represento no es antifarmacología, antimedicina biomédica. Yo creo que la anestesia es una cosa fabulosa, la penicilina otra cosa fabulosa, y muchas intervenciones. Lo que ocurre es que esto se extrapola de una manera exponencialmente creciente en los últimos años y esto es patologizar y enfermar a la población de una forma muy importante como iré detallando.
Quiero decir algo más sobre el supuesto síndrome de la disfunción sexual femenina. Me interesa comentaros cual fue el modelo experimental para desarrollar un fármaco para este síndrome. Bien, tenemos ya, según estas estadísticas manipuladas e inconsistentes, el problema identificado, el 45%. Esto quiere decir que en cada consulta ginecológica de Estados Unidos, la mujer que entraba mientras esperaba le decían: “mire, mientras espera par la visita tiene que rellenar este cuestionario” El cuestionario lo procesan y luego lo publican en “llama” que es la revista de la Asociación Médica Norteamericana donde hablan del 45%. A continuación viene el modelo experimental. ¿Qué modelo experimental? Cogieron el modelo de conejas, a las cuales las medían la ingurgitación de la zona vulvar. Es decir, un modelo calcado del modelo masculino. Ya he insistido que el modelo masculino por suerte ha entrado en crisis. Pero si esto lo intentamos pasar a la mujer y decimos “la mujer funciona sexualmente si tiene una ingurgitación suficientemente del área vulvar”, si les parece, es más absurdo y alejado de lo que para una mujer es una relación sexual satisfactoria. Pero este era el modelo. Y así se medía. Encontraron un fármaco, un parche de testosterona  que conseguía  que la zona vulvar de las conejas se hinchara un poquito más y dijeron, pues esta es la medicina para las mujeres que tiene el síndrome de disfunción sexual. Esto lo intentaron pasar por la FDA americana, que también en los últimos años ha perdido el prestigio que había ganado en los 80 cuando por ejemplo bloquearon la Talidomina. Bueno pues impidieron el parche de testosterona porque había efectos secundarios tan graves como infartos de miocardio y canceres de mama, que consideraban los promotores del medicamento que eran efectos leves, pero la FDA no lo admitió.
Pero se han visto los distintos elementos, cómo se crea la enfermedad, como luego el modelo experimental se aleja de los problemas reales que pueden existir en muchas mujeres y que deben ser abordados pero no con este modelo de las conejas, y luego se le da un medicamento que además resulta que tiene unos efectos secundarios peores que este potencia beneficio, que como he indicado no está justificado. Este sería otro ámbito donde la medicalización pues representa una amenaza para la salud.
El término de medicalización nos remite a un teórico de la antimedicina, conocido por muchos de ustedes que es Ivan Ilic, austriaco, sacerdote que luego se salió, y bueno, fue el promotor de lo que llamaríamos la crítica radical a un sistema médico, que en el año 76 publicó un libro que se llama “Némesis Médica” y empezó este texto con una frase que dice así: “ el sistema médico se ha convertido en una amenaza para la salud” Esto es como comienza su libro, esta es su tesis. Pero lo que me interesa ahora es comparar esta tesis en el año 76 con la tesis que el mismo Ivan Ilic en el año 96, 20 años más tarde defendió en el congreso de Bolonia porque me parece que esta segunda tesis va a incidir mucho más sobre lo que a nosotros nos afecta directamente.
En el 76 su formulación era “el sistema médico es una amenaza para la salud” En el 98 cambió y dijo “la obsesión por la salud es fuente de patología” O sea, se ha convertido en una patología. Y esto me parece que es directamente relevante para nosotros porque podría haber el peligro de considerar, primero porque el sistema médico siempre es algo que podemos imaginar como fuera. Entonces delante de algo que está fuera hacemos un análisis pues de tipo de lucha de clases, por ejemplo, tiene muchos elementos válidos pero nos faltaría este elemento de internalización, que quizá es el mas interesante para nosotros. Cuando uno internaliza aquello que, bueno, donde se socializa. Y en nuestro entorno esta obsesión  pr la salud, también en su vertiente natural como puede ser en una feria como la de hoy, puede haber elementos que tengan que ver con la medicalización aunque hablen de ella desde un punto de vista alternativo pero que no salgan del marco que nos dice: “la vida, lo más importante es mantener la salud”, por ejemplo. Y así como teníamos esta frase famosa del Che Guevara que dice: “más vale vivir de pie que morir de rodillas”, y ahora no se escandalicen con lo que voy a decir, pero sería: “más vale morir obeso que morir controlado por el estado” Esto lo aplicaré luego porque creo que es uno de los elemento que aparecen hoy en día como incremento del recorte de las libertades siempre en nombre de algo que sea atractivo para la población. ¿Por qué?


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